En 1965, Roberto Straky llegó a la Dirección General de Deportes con el sueño de aprender, competir y ser un referente del voley. Comenzó a jugar en la primera división de la UNCuyo (A1) bajo la dirección técnica de Ricardo Soloa, y los buenos resultados no tardaron en llegar. 

Desde 1966 y hasta 1978, la UNCuyo fue campeona doce años consecutivos, un hecho que marcó la historia del voley mendocino. "Este equipo fue el primero en consolidarse en la UNCuyo y siempre estuvimos unidos, en disciplina, educación y responsabilidad", contó Straky. 

Sin embargo, la victoria durante tantos años no sólo se logró por la habilidad en la cancha de los jugadores."En mi equipo siempre se priorizó el grupo, estuvimos comprometidos con el voley individual y grupalmente. A pesar de que surgió la oportunidad de cambiarse de club, siempre nos mantuvimos unidos, eramos una familia. Eso fue la clave para salir campeones doce años".

Actualmente, Roberto es profesor del equipo universitario de la UNCuyo y confiesa que el compromiso con el deporte no es lo mismo que antes."Recuerdo que antes nos juntabamos en los Caballitos del Parque San Martín a las ocho de la mañana y no faltaba ninguno. Hoy, los jugadores salen la noche anterior a los partidos, y nunca falta el mate y las tortitas antes de cada entrenamiento, todo es más relajado".  

De la mano de su técnico, Roberto confesó haber comprendido el valor del compañerismo, la importancia de mantener una buena salud y  saber que, más allá de ganar o perder, lo importante era dejar todo en la cancha y jugar en equipo. 

Jugador y entrenador de sangre verde, Straky lleva más de 40 años en la institución contagiando su pasión por el voley. "Este es mi segundo hogar, nací deportivamente acá", dice con confianza mientras mira su álbum de fotos viejas del voley y se detiene en cada una de ellas para contar una anécdota. "Disciplina, educación y responsabilidad me lo enseñó el deporte, pero lo que más valoro es que me regaló amigos para toda la vida". 


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